jueves, 27 de diciembre de 2012

2012.

Ahora que va a acabar el año, es el momento de mirar hacia atrás. No sólo mirar todo lo que perdimos, también lo que logramos y lo que aprendimos.
Aprendí a pedir perdón.
Aprendí que nadie es imprescindible y que lo difícil no quiere decir que sea imposible.
Aprendí a llorar mientras estoy solo y a sonreír cuando estoy rodeado de gente.
Aprendí a callar cuando quería gritar.
Sonreí a falsas amistades, creí que no caería otra vez con la misma piedra pero lo hice.
Me empujó quien un día me abrazó.
Me fallaron más veces de las que fallé.
Creí que todo estaba perdido pero vino alguien que me hizo sonreír tanto como me hicieron llorar.
Hice amigos con los que nunca pensé que podría entablar una conversación.
Amigos de siempre me fallaron y aprendí que no por ser de siempre eran mejor.
Sufrí por amor y amistad.
Lloré noche tras noche encerrado en mi habitación y sonreí día tras día.
Personas inesperadas me dieron lecciones que nunca olvidaré.
Creí que me moría de pena cuando terminé llorando de risa.
Di consejos a gente que en realidad no lo merecía.
Pero hoy doy gracias a quien me hizo tropezar y avanzar a los que me prometieron toda la vida a mi lado y no duraron ni un mes y quien no me prometió nada aguantó día tras día mis tonterías. Doy gracias a quien me falló, aprendí a no confiar. Por supuesto, también doy gracias a quien nunca me falló y me hizo reír.
Gracias a todos, ha sido un gran año, no ha sido fácil pero me quedo con los mejores recuerdos.
¡Feliz año nuevo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario